Una pequeña muestra de topografía casi exacta, azotada y rasgada por el imperturbable paso del tiempo. Su textura desgastada por la cantidad de manos que la han apretado. Un tesoro, camaradas, hay que celebrarlo, fiesta en los camarotes. Sin embargo los ojos son harto hideputas como para no ver el caballo en el camino, o verlo, y sudarles el carajo. Que con esta camarilla de simples grumetes no hay nada que hacer, ineptos.
Pero dejémonos de rollos de piratas y caballos, que es parafernalia fetén. Hablemos sobre los seis mil millones de euros que Papandreu y su panda han pagado a los compis teutones y franchutes para jugar a los soldaditos. Y mientras tanto Europa dándole los dineros. Pero Europa también tiene tela. Como sabemos, Chipre y Grecia llevan ya varios años mirándose por encima del hombro, por no hablar de que la primera no está siquiera unificada y es una más en el patio. Esto me hace recordar aquella del cojo que decía:
Y es tanta su majestad,
aunque son sus duelos hartos,
que con haberle hecho cuartos,
no pierde su autoridad;
pero, pues da calidad
al noble y al pordiosero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Como viene siendo habitual desde hace mucho tiempo, el navío español llegó a la marca del mapa cuando todos los demás ya habían estado ahí. Y lo peor es que se nos está agotando el ron.
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